BIO-ETICA
Publicado por Movimiento Apostólico Seglar el 12 de octubre de 2006 +información-->
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Los pueblos están inmersos en procesos irreversibles de evolución, aunque pasando por etapas de retrocesos y de avances. Bien es verdad, que unos adelantan más rápidamente que otros. Según el grado de desarrollo alcanzado, las sociedades actuales las podemos clasificar en agrícolas, industriales y del conocimiento o de la información

Bioética Sociedad del conocimiento Lógicamente, mientras en el Tercer mundo, algunos pueblos han llegado a un moderado desarrollo industrial, la generalidad viven todavía de la agricultura por métodos rudimentarios. Sólo en el Primer mundo se ha logrado tecnologías tan avanzadas, que las naciones que lo integran son llamadas sociedades del conocimiento, que les sirve para mantener su dominio neocolonial sobre todos los pueblos de la Tierra. Aquí hay que situar a Estados Unidos, Japón, y algunos pueblos de la Unión Europea. Están cercanos Rusia, China, India, Corea del Sur, etc. Si las sociedades agrícolas se centran en la tierra y las sociedades industriales tienen como motor del desarrollo las fábricas, las sociedades del conocimiento avanzan aceleradamente por medio de la investigación, los descubrimientos científicos y la implantación de tecnologías diversas. Ciencias del espacio, robotización, nanotecnología, comunicación y transportes, aeronáutica, energías alternativas, astrofísica y matemática, arquitectura e ingeniería, por citar algunas. Se investiga ya en geoingeniería, con la que se pretende enfriar el planeta y eliminar los gases de efecto invernadero, tan perjudicial para el futuro de la humanidad. Incluso se piensa en colonizar la luna, algún que otro planeta o trasladarnos a otro sistema solar a miles de años luz. Ha surgido, hace poco, una nueva ciencia, la biónica, que trata de la fusión entre la mente y el ordenador, a través de ondas cuánticas, con lo cual se posibilitará la capacidad de la inteligencia humana fabulosamente. Uno de los campos en donde se han conseguido logros espectaculares es en las llamadas ciencias de la vida, especialmente en la medicina y la biología. Cristianismo y bioética Precisamente, por la importancia que tienen, las ciencias en general y la biología en particular, para la humanización del ser humano individual y colectivamente en esta era de la globalización, la Asociación de Teólogos/as Juan XXIII con sede en Madrid, ha celebrado su XXVI Congreso de Teología en el mes de septiembre del 2006, dedicándolo a la interrelación existente entre biología, ética y cristianismo. De los diversos temas que se trataron, señalamos: a) el avance espectacular en los últimos 50 años de la Revolución Biogenética, destacando entre otros, el mapa del ADN, el código genético, la función de los genes y el cerebro humano; b) el principio de la vida, con las implicaciones éticas en cuanto a la reproducción asistida, aborto, trasplantes y células madres embrionarias; asimismo, uno de los temas estelares fue, c) el final de la vida, centrándose principalmente en la eutanasia. Otro gran grupo de temas son los relacionados con la Bioética, la justicia y la ecología, reflexionando sobre la vida amenazada de los pobres en el Tercer mundo, principalmente en África y Latinoamérica. El ser más perjudicado en este campo, como en otros muchos, es la mujer empobrecida y marginada. En la globalización neoliberal, si bien el desarrollo científico y técnico esta sirviendo para el bienestar de los pueblos del Primer mundo, se está usando, también, para la explotación y empobrecimiento de los pueblos del Tercer mundo. La oficialidad en la Iglesia, sigue manifestando sus preferencias por el uso de métodos naturales, rechazando los artificiales. Sin embargo, muchos teólogos y científicos bioéticos creyentes se manifiestan más cercanos a los avances de la ciencia. Ambos, sectores oficiales y teólogos, optan decididamente por el respeto a la vida del ser humano, principalmente de los más desamparados y empobrecidos. Ello significa que, en la Iglesia estamos necesitados de un gran debate sobre la distinción de pre-embrión o cigoto (potencia humana para algunos) y embrión (ser humano para todos), eutanasia y muerte clínica, células madres para curar enfermedades y fecundación in Vitro (en medio artificial), uso del condón para la prevención del sida y métodos naturales de control de la natalidad, etc. Pues parece que mientras los científicos avanzan en avión supersónico, los cristianos caminamos en carreta de bueyes, salvo excepciones; a ello invitaba el bioético jesuita Juan Masiá en su brillante conferencia. No podemos aplicar una ética de la sociedad agrícola a la sociedad del conocimiento. Se necesita una nueva ética, que tenga en cuenta los avances científicos, aunque el respeto a la vida permanezca inmutable. El papa Benedicto XVI, en una entrevista en Radio Vaticano, a llegado a afirmar que, en la Iglesia debemos superar las aptitudes condenatorias: “no a esto, no a lo otro”. Ello significa que no podemos oponernos sin más a los avances científicos solamente porque nos superan. Si la Iglesia se opuso a la democracia y a las libertades, luego a los derechos humanos, para terminar asumiéndolos en su Doctrina Social del siglo XX; en las cuestiones de Bioética debemos ir al compás de los avances científicos, aunque siempre en defensa del hombre, de la vida y de los pobres. Pedro Serrano


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