Jesús nació en el Aguán
Publicado por Movimiento Apostólico Seglar el 12 de enero de 2011 +información-->
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Jesús nació en el Aguán.

(Relato actualizado de la Navidad)

En la sufrida, empobrecida, amenazada y perseguida Comunidad campesina Nueva Confianza, del Bajo Aguán, Departamento de Colón, Honduras, todo era movimiento y revuelo. En esos momentos nadie pensaba en que la guardia privada de los terratenientes del lugar con el apoyo de las fuerzas armadas enviada por el gobierno habían cercado el lugar, asesinado a varios dirigentes campesinos y amenazado a todos sus habitantes. Todo ello, porque el humilde colectivo campesino reivindicaba sus tierras que los patrones sin conciencia, con la complicidad gubernamental, les querían arrebatar.

Ese día 25 de diciembre del 2010, los sentimientos comunitarios eran de júbilo. Los niños correteaban dando gritos y jugando de un lugar a otro, alegres y felices, ante la vigilancia prudente de sus padres. Estaban celebrando la fiesta de Navidad.

Bajo un cielo azul lleno de la luz solar, que infundía esperanza y paz, cerca de la puertecita de entrada a una sencilla carpa espontáneamente instalada junto a las casitas hechas de palos, con tejados de paja y suelos de tierra pisada, varias mujeres campesinas y algunos varones, esperaban parados, estaban expectantes ante el gran acontecimiento que en unos instantes debería ocurrir dentro de la rústica morada.

Hacia las doce del mediodía, de repente, se oyó el llanto inconfundible de un niño delatando que acaba de nacer. Casi al mismo tiempo se escucharon voces de júbilo en la cabaña, eran las de sus progenitores José y María, junto con las de la comadrona y otra compañera de la comunidad que la ayudaba.

En el recinto interior, la comadrona y su compañera, ayudaban a la madre, atendiendo al mismo tiempo cariñosas y responsablemente al recién nacido, con la suavidad y sensibilidad que ameritaba la nueva vida con la que Dios bendecía a sus padres y a la comunidad. Al mismo tiempo, José, el padre de la criatura, descorrió la ajada cortina que tapaba la entrada y salió jubiloso clamando: -María y yo, hemos decidido que se llamará Jesús. Añadiendo a continuación: -Nosotros dos, les estamos muy agradecidos por habernos acogido en su comunidad, cuando éramos perseguidos por Herodes Pantaleón, presidente de la nación hondureña dominada por EEUU. Gracias, -volvió a repetir José-, pues sin la ayuda solidaria de ustedes hubiéramos caído en manos de su brutal policía que pretendía apresarnos por denunciar los crímenes y las injusticias que los terratenientes están cometiendo en la Comunidad de Guadalupe.

Los habitantes de la comunidad con los niños y niñas, prorrumpieron en aplausos y cantos de júbilo. Cada familia campesina acercaba a la humilde familia un pequeño obsequio de lo poco que disponían para alimentar a su prole: tortillas, frijoles, arroz… Incluso, pañales, leche y comida cocinada.

Uno de los presentes, dijo: -Jesús será grande, cuenta con la bendición de Dios. Una anciana, ya encorvada por el paso de los años, tomó la palabra y añadió: -cuando sea joven, Jesús será líder de la Resistencia. –Jesús, con el pueblo organizado –añadió el responsable de la comunidad-, refundará el Estado hondureño para que todos los trabajadores y campesinos gocemos de justicia, paz y libertad.

Al día siguiente llegaron representantes de tres fraternas Organizaciones No Gubernamentales; una de España, otra de Estados Unidos y la tercera de México. Asimismo, vinieron de dos organizaciones hondureñas, situadas respectivamente en Tegucigalpa y en El Progreso. Como si fueran reyes magos venidos de Oriente, regalaron a la comunidad, incluida la “Humilde Familia”, algunos dólares, material escolar para la infancia y medicinas para atender a niños y enfermos.

El portavoz de esas organizaciones solidarias con los empobrecidos, manifestó a la marginada comunidad campesina: -La crisis económica mundial junto con el golpe de Estado en Honduras, aunque muy perjudiciales para la clase empobrecida de este fallido Estado hondureño, anuncian que se acerca el día en que desaparezca el capitalismo y el hegemónico imperio del Norte. A su vez los pueblos de Latinoamérica serán liberados de las garras imperiales. Ya no habrá más explotación de multinacionales, ni de oligarquías, ni de terratenientes.

Un segundo portavoz, prometió que seguirían ayudando a la comunidad y a la nueva familia, ofreciendo dos maestros para educar a los niños, una enfermera para atender a los enfermos y algún abogado para defenderles legalmente de las agresiones oligárquicas.

Después de estos acontecimientos, los representantes de las organizaciones solidarias se marcharon por otro camino para evadir la vigilancia de la guardia del gobierno.

María estaba maravillada, escuchando esas muestras de afecto y de las cosas que decían de su hijito Jesús, así como de los obsequios de la creyente comunidad campesina y de las ayudas de las organizaciones solidarias. Ella, guardaba todas esas cosas en su corazón, alabando al Señor misericordioso porque se fijó en la humildad de su sierva.

Pedro Serrano


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